Esta fue mi primera experiencia haciendo fotografía de desnudo, y el resultado fue totalmente sanador.
Cada uno de nosotros solemos vernos a diario muy de cerca y más críticos de lo que los demás nos ven, y es ahí donde, regularmente vemos nuestras imperfecciones. 
Al momento de quitarme la ropa para empezar la sesión, estaba muy avergonzada. Regresaron mis recuerdo de niña de “tápate hasta el cuello para verte como una dama” y era lo único que quería hacer, taparme, pero Camilo es una persona muy profesional, y es que desde el principio él creó una atmósfera en el estudio que me hizo sentir en un lugar seguro.

A pesar de esto, esa sensación de necesitar cubrirme no se me quitaba del todo. 
Pasaron como 15 minutos, y fue un proceso progresivo tan natural, que hubo un momento en el que incluso se me olvidó que estaba desnuda. De repente, entré en razón y me dije: «Wow, así se siente la libertad». 
Fue hasta que Camilo me mostró una imagen que me tomó justo en ese momento que me empecé a sentir muy, muy hermosa, y fue ahí donde pude notar que esta sesión iba a ser sanadora y liberadora para mí.