Los algoritmos de Instagram me llevaron a conocer a Camilo. En ese entonces ya había tenido experiencias de desnudo artístico y su trabajo me impresionó.  Es por ello que me lancé a escribir un mensaje diciéndole que quería ser su modelo y pocos días después acordamos una sesión. 
El día de las fotos me encontraba nerviosa, pero a los tres minutos de platicar un poco ya nos reíamos y platicamos como si nos conociéramos de toda la vida.

En ese entonces estaba atravesando un momento muy duro y difícil en mi vida, depresión y alopecia. El participar en Censurado me hizo volver a verme de nuevo, Camilo captó con su cámara la versión de Carla libre, la que se ríe ante la vida y es por ello que estaré toda la vida agradecida. 
Realmente me encantaría que la gente allá afuera se quitara esa “censura” mental, que dejaran de ver al desnudo con morbo.  Me gustaría que desnudaran su mente ya que así es la forma en que podemos mostrarnos al mundo como realmente somos. ¡Libres!